Llega el momento,
ese que esperamos todo un año entero,
nuestra ropa preparada, medalla, cíngulo, antifaz...
Apenas comemos,
los nervios se apoderan de nosotros,
nos dirigimos a nuestra cita,
a reencontrarnos con esos amigos cofrades,
con esos Hermanos Servitas,
y la misma ilusión de siempre se refleja en nuestro rostro.
Ves que la hora se acerca,
que ya está la cruz de guía en la calle,
y unas lágrimas recorren tu mejilla al ver que este año si sale.
A lo lejos te llegan los sones de Stmo. Cristo de la Misericordia,
¡Ay, mi Cristo ay está Saliendo!
Y sin darte cuenta,
ya nos vemos de nuevo por la calle Abajo,
todo oscuro, SILENCIO,
sólo se escucha el sonido de las campanas tocando duelo,
ya estamos de regreso,
y es cuando los cuatro zancos de nuestra madre,
se paran de nuevo en nuestra capilla,
y es... cuando le das las gracias de haberte hecho
NAZARENO SERVITA.
Cristina Flores Rodríguez
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